miércoles, 29 de septiembre de 2010

LA HERRAMIENTA MÁS CARA

Cierta vez se corrió la voz que el diablo se retiraba de los negocios y vendía sus herramientas al mejor postor.
En la noche de la venta, estaban todas las herramientas dispuestas en forma que llamaran la atención, y por cierto eran un lote siniestro: odio, celos, envidia, malicia, engaño... además de todos los implementos del mal. Pero un tanto apartado del resto, había un instrumento de forma inofensiva, muy gastado, como si hubiese sido usado muchísimas veces y cuyo precio, sin embargo, era el más alto de todos.
Alguien le preguntó al diablo cuál era el nombre de la herramienta. "Desaliento" fue la respuesta.
"¿Por qué su precio es tan alto?" le preguntaron. "Porque ese instrumento" -respondió el diablo- "me es más útil que cualquier otro; puedo entrar en la conciencia de un ser humano cuando todos los demás me fallan, y una vez adentro, por medio del desaliento, puedo hacer de esa persona lo que se me antoja. Esta muy gastado porque lo usó casi con todo el mundo, y como muy pocas personas saben que me pertenece, puedo abusar de él..."

El precio de desaliento era tan, pero tan alto que aun sigue siendo propiedad del diablo...

El desaliento es uno de los estados de ánimo contra el cual es indispensable fortalecerse. Nos desalentamos con la situación económica, con nuestro trabajo, con nuestra familia, con la necesidad de cambio, con los grupos de amigos, con el engaño, con la mentira, con el desamor...
Debemos mantenernos alertas contra el desaliento. Pero si hay un tropezón o una caída no hay que entregarse. Después de cada día se empieza otra vez desde un punto más alto.

DISCULPE FUE UN ERROR

Había una vez un joven que tenía muchos problemas. Un día Jesús golpeó a su puerta. Él, maravillado, lo invitó a entrar, y Jesús se sentó en el sofá de la sala. En la mesita del centro se encontraba una Biblia abierta en el Salmo 91. En una de las paredes estaba colgado un bordado con el Salmo 23, y en la otra, un cuadro de la Santa Cena.

«Señor Jesús; le dijo el joven, en primer lugar me gustaría decir que es un honor recibirlo en mi casa. Como el Señor debe saber, estoy pasando por algunas dificultades y necesito mucho de Su ayuda.» «Hijo; interrumpió Jesús, antes de que conversemos sobre sus pedidos, me gustaría conocer su casa. ¿Dónde está el lugar donde duerme?» En ese instante, el joven recordó que guardaba en el cuarto unas revistas terribles y se apresuró a dar una disculpa.

«No, Jesús, allá no. Mi cuarto está todo desordenado». Jesús, entonces, quiso conocer la cocina, pero recordó que allí había algunas botellas de bebida que no quería que el Señor viera. «Señor, disculpe, pero prefiero que no», le respondió. "Mi cocina está vacía. No tengo nada bueno para ofrecerle». De repente, un ruido muy fuerte interrumpió la conversación. ¡Pam, pam, pam...! Era alguien que golpeaba furiosamente la puerta.

El joven se levantó asustado y fue a ver quién era. Abrió la puerta, desconfiado, y vio que era el diablo. «Sal de enfrente que quiero entrar», gritó el diablo. «De ningún modo», respondió él. Y así comenzó la pelea. Con mucha dificultad, logró empujar al diablo y cerrar la puerta. Cansado, volvió a la sala. Entonces, el joven le dijo: "Como estaba hablando con el Señor, necesito tantas cosas».

Nuevamente la conversación fue interrumpida por unos ruidos fuertes que venían de la ventana del cuarto. Corrió para ver qué era y al abrirla se encontró otra vez con el diablo: «Ahora no hay excusas, yo voy a entrar», dijo el diablo. Nuevamente se trenzó con él y consiguió trabar la ventana. «Señor, dijo, disculpe la interrupción. Como le decía...»

Otra vez, del fondo de la casa se oía un tremendo lío, como si alguien quisiera tirar la puerta. De nuevo era el diablo.»Yo quiero entrar». El joven, ya exhausto, luchó con él y logró mantenerlo afue-ra. Al volver, contrariado, dijo a Jesús: «Yo no entiendo, el Señor es tá en mi casa y el diablo insiste en entrar». «Sabe lo que es, mi hijo; explicó Jesús, es que en su casa, usted me dio sólo la sala».

El joven, humildemente, entendió la lección y esta vez hizo una limpieza en la casa para entregarla al cuidado del Señor. El diablo golpeó nuevamente la puerta, y el joven miró a Jesús, sin entender. Pero el Señor dijo: «Deje que voy a atender yo». Cuando el diablo vio que era Jesús quien atendía la puerta, dijo: «Disculpe, fue un error». Y salió rapidito.

Muchas veces es así como sucede con nuestro corazón. Entregamos a Jesús sólo una parte. Sólo la sala. Y entonces quedan las dudas habitando en el cuarto, el fracaso en la cocina, el miedo en la terraza. Luchamos y no vencemos porque la casa está dividida.

La Biblia dice que «Los ojos del Señor pasean por toda la tierra mostrándose fuerte para aquellos cuyo corazón es enteramente Suyo».

domingo, 22 de agosto de 2010

LA PRUBA DEL FUEGO


En cierta ocasión, el miembro de un grupo, al que presentaba servicios regularmente, abandonó las actividades sin previo aviso. Luego, al constatar su ausencia, el líder del grupo decidió visitarlo.
La noche que el líder lo fue a buscar hacía mucho frío. Al llegar a la casa del ex miembro, lo encontró solo, sentado frente a la chimenea que calentaba todo el ambiente.
Ya sospechaba cuál era la razón de la visita, entonces le dio la bienvenida al líder y lo llevó cerca del fuego, donde esperó sus reclamos.
Sin embargo, el líder se sentó cómodamente en el lugar indicado y permaneció callado. En medio de ese pesado silencio solo contemplaba la danza de las llamas alrededor de la leña ardiente.
Transcurridos algunos minutos, apartó cuidadosamente hacia un lado un trozo de leña, el más incandescente de todos. Entonces volvió a sentarse en silencio.
El anfitrión observaba todo, fascinado y callado. Poco a poco, la brasa de la leña solitaria se fue apagando. Después de una tenue chispa, el fuego se extinguió por completo. En poco tiempo, el trozo de leña que antes había sido una profusión de calos y luz se transformó en un oscuro, frío e inerte trozo de carbón.
Hasta entonces, salvo el saludo inicial, ninguno de los dos había intercambiado alguna palabra.
Antes de irse, el líder tomó de nuevo el ahora trozo de carbón inerte y lo volvió a colocar en medio del fuego. En apenas minutos, alimentado por la luz y el calor, se transformó nuevamente en brasa.
Cuando llegó a la puerta para partir, el anfitrión le dijo: “Gracias por su visita y por el bellísimo sermón. Quiero que sepa que regreso a la convivencia del grupo”

Material extraído del libro “Historia de sabiduría popular” de Carmen Seib

martes, 10 de agosto de 2010

EL JARRON DE PORCELANA


Cierto día, un profesor entró al aula dispuesto a dar una clase especial. Sus alumnos de psicología, asombrados, lo veían sacar de una bolsa unos cuantos objetos. Les dijo:
-En la vida se van a encontrar con muchas situaciones para resolver. Hoy vamos a resolver un problema. Y dicho esto colocó una hermosa mesita en el centro de la clase, y encima colocó un jarrón de porcelana muy caro donde puso una rosa amarilla de extraordinaria belleza, y dijo así: "¡Aquí está el problema! ¡Resuélvanlo!" .
Todos se quedaron perplejos mirando aquella escena: un jarrón de extremo valor y belleza y una maravillosa flor. ¿Qué representaría? ¿Qué hacer? ¿Cuál era el enigma? ¿cómo que eso era un problema? En un momento, uno de los discípulos, ante la mirada atónita de sus compañeros, tomó el jarrón entre sus manos, lo levantó, y lo estrelló sin asco contra el suelo. Hecho esto, volvió a su lugar.

-¡Por fin alguien entendió! -exclamó el profesor. Empezaba a dudar de la formación que les estuve dando. Luego explicó:
-Yo fui bien claro, dije que ustedes estaban delante de un "problema". No importa cuán bello y fascinante sea un problema, tiene que ser eliminado, terminado, concluido.

Puede ser una mujer sensacional, o un hombre maravilloso o un gran amor que se acabó, por más lindo que sea o haya sido, si no tiene más sentido para tu vida, tiene que ser suprimido porque corres el riesgo de permanecer con él por el resto de tu vida. Muchas personas cargan la vida entera el peso de cosas que fueron importantes en el pasado, y que hoy solamente ocupan un espacio inútil en sus corazones y mentes, espacio que es indispensable para recrear la vida, sobre todo si el problema es algún sentimiento de rencor o reproche, que aunque en algún momento te haya hecho mucho daño, eso solo forma parte del pasado. Sólo existe una manera de lidiar con un problema, y es atacándolo de frente. No se puede tener piedad, ni ser tentado por el lado fascinante que cualquier conflicto acarrea consigo. No tiene caso tratar de "acomodarlo" y darle vueltas, si al fin y al cabo ya no es otra cosa más que "un problema".

Déjalo, hazlo a un lado y continúa tu misión. No huyas de él... No lo escondas... ¡Acaba con él!

DAR LO QUE TIENE

Un sabio llegó a la ciudad de Akbar, pero la gente no le dio mucha
importancia. El sabio sólo consiguió reunir a unos pocos jóvenes, mientras
el resto de los habitantes se reía de su trabajo.
Paseaba con su pequeño grupo de discípulos por la calle mayor, cuando un
grupo de hombres y mujeres empezó a insultarlo. En lugar de fingir que no se
daba cuenta, el sabio fue hacia ellos y los bendijo.
Al irse de allí, uno de sus discípulos comentó:

-Te dicen cosas horribles y les respondes con bellas palabras.

El sabio respondió:

-Cada uno de nosotros sólo puede ofrecer lo que tiene.

jueves, 5 de agosto de 2010

PELEA EN UNA CARPINTERÍA


Se cuenta que una vez hubo en una carpintería una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para ajustar sus diferencias. El martillo presidió la reunión; pero los participantes le notificaron que tenía que renunciar. ¿La causa? Hacía demasiado barullo y, además, se pasaba todo el tiempo golpeando.
El martillo aceptó la culpa, pero también pidió que fuera expulsado el tornillo que, según el, daba muchas vueltas para conseguir algo. Ante el ataque, el tornillo estuvo de acuerdo, pero a la vez, pidió la expulsión de la lija. Decía que ella era muy áspera en su trato para con los demás, terminando siempre en roses. La lija acató la orden con la condición de que se expulsase al metro porque siempre media a los otros según su propia medida, como si fuera el único perfecto.
En ese momento entró el carpintero, juntó el material y comenzó su trabajo. Utilizó el martillo, el tornillo, la lija y el metro. Finalmente, la madera rústica se convirtió en un fino mueble.
Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reactivó la discusión. Esta vez el serrucho tomó la palabra:
-Señores, quedó demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades, con nuestros puntos valiosos. Así que no pensemos en nuestros puntos débiles y concentrémonos en nuestros valores.
Todos entendieron, entonces, que el martillo era fuerte, el tornillo unía, la lija era especial para limar y afinar las asperezas y el metro era preciso y exacto. Se sintieron así como un equipo capaz de producir muebles de calidad y se pusieron entonces a trabajar con alegría, y en equipo.

Este texto, de autor desconocido, muestra lo que realmente sucede, en diversas ocasiones, con los seres humanos. Basta observar y comprobarlo. Cuando una persona busca defectos en otra, la situación se vuelve negativa y tensa, por el contrario, cuando se buscan con sinceridad los puntos fuertes y las virtudes del otro, florecen las mejores conquistas humanas. Es fácil encontrar defectos, cualquiera puede hacerlo; pero encontrar cualidades… ¡eso es para los sabios!
/Extraído del El Universal Domingo 29 de Junio de 2.008 Pág. 16A/

AMISTAD: Porque es cierto!


Porque es cierto: «el mundo en que vivimos está menesteroso de amistad». Hemos avanzado tanto en tantas cosas, vivimos tan deprisa y tan ocupados, que, al fin, nos olvidamos de lo más importante. El ruido y la velocidad se están comiendo el diálogo entre los humanos y cada vez tenemos más «conocidos» y menos amigos. Y, sin embargo, nada ha enriquecido tanto la historia de los humanos como sus amistades. Sócrates aseguraba que prefería un amigo a todos los tesoros de Darío.

Para Horacio, un amigo era «la mitad de su alma». San Agustín no vacilaba en afirmar que «lo único que nos puede consolar en esta sociedad humana tan llena de trabajos y errores es la fe no fingida y el amor que se profesan unos a otros los verdaderos amigos». Ortega y Gasset escribía que «una amistad delicadamente cincelada, cuidada como se cuida una obra de arte, es la cima del universo». Y el propio Cristo, ¿no usó, como supremo piropo y expresión de su cariño a sus apóstoles, el que eran sus «amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer»?

Pero la amistad, al mismo tiempo que importante y maravillosa, es algo difícil, raro y delicado. Difícil porque no es una moneda que se encuentra por la calle y hay que buscarla tan apasionadamente como un tesoro. Rara porque no abunda: se pueden tener muchos compañeros, abundantes camaradas, nunca pueden ser muchos los amigos. Y delicada porque precisa de determinados ambientes para nacer, especiales cuidados para ser cultivada, minuciosas atenciones para que crezca y nunca se degrade. Uno de los fenómenos más asombrosos de este mundo en que vivimos es que se habla tanto más de una cosa cuanto menos importante es. Se llenan páginas y páginas de los periódicos para aclarar una jugada futbolística –tremendo drama: ¿fue o no un penal?– y nadie habla jamás –ni en los diarios, ni en los púlpitos, ni en las cátedras – de cuestiones tan vitales como la de la amistad.

Y, naturalmente, todos decimos saber mucho de ella, pero raramente nos hemos sentado a reflexionar .Si los lectores no lo consideran cursi recordaré aquí la vieja definición de Aristóteles: «La amistad consiste en querer y procurar el bien del amigo por el amigo mismo». O la recientísima de Lain Entralgo, que me parece más completa: «La amistad es una comunicación amorosa entre dos personas, en la cual, para el bien mutuo de éstas, se realiza y perfecciona la naturaleza humana».

Con ello queda dicho que la amistad no es el simple compañerismo o camaradería, aunque pueda surgir del uno o de la otra. Queda también dicho que la amistad no es el enamoramiento, aunque probablemente el mejor amor es el que va unido a la honda amistad. Pero, sobre todo, queda dicho que en la amistad no se busca la «utilidad» –aunque no pocas seudo amistades se monten como un negocio –, sino que a ella se va más para dar que para recibir, aunque nada perfeccione tanto a un ser como dar a otro lo mejor de sí mismo.

Una verdadera amistad es sólo la que enriquece a los dos amigos, aquella en la que el uno y el otro dan lo que tienen, lo que hacen y, sobre todo, lo que son. De ahí que ser un buen amigo o encontrar un buen amigo sean las dos cosas más difíciles del mundo: porque suponen la renuncia a dos egoísmos y la suma de dos generosidades. Suponen, además y sobre todo, un doble respeto a la libertad del otro, y esto sí que, más que una quiniela de catorce, es un simple milagro. «La amistad verdadera –escribe Laín– consiste en dejar que el amigo sea lo que él es y quiere ser, ayudándole delicadamente a que sea lo que debe ser». ¡Y qué difícil esta frontera que limita al Norte con el respeto y al Sur con el estimulo! ¡Y qué fácil caer en esa especie de vampirismo espiritual en el que uno de los dos amigos devora al otro o es devorado por su voluntad más fuerte! ¡Qué enriquecedora, en cambio, esa amistad que maduran los años y en la que nos sentimos libres y sostenidos, aceptados tal y como somos, y delicadamente empujados hacia lo que deberíamos llegar a ser! Tesoros como éste son como para vender todo lo demás y comprarlos.

Dios Bendiga a todos Abundantemente!

Ivana Oliva, en la fe.

martes, 18 de mayo de 2010

¿Por qué la gente grita cuando está enojada?

Un sabio preguntó a sus mandalies lo siguiente: – ¿Por que la gente se grita cuando están enojados?
Los hombres pensaron unos momentos: – Porque perdemos la calma – dijo uno – por eso gritamos. Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? – preguntó el sabio – No es posible hablarle en voz baja?, ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado? Los hombres dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía al sabio.
Finalmente él explicó: Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.
Luego el sabio preguntó: ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran?, ellos no se gritan sino que se hablan suavemente, ¿por qué?. Sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña. – El sabio continuó – Cuando se enamoran más aún, qué sucede?. No hablan, sólo susurran y se vuelven aun más cerca en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es cuan cerca están dos personas cuando se aman.
Luego el sabio dijo: Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, llegará un día en que la distancia sea tanta que no encontrarán más el camino de regreso.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Significado y Valor del "TE QUIERO"




Hace muy pocos días, le dije a una amiga que la quería y ella me respondió que ella también a mi, entonces me alegré mucho al saberlo. Pero luego, me puse a reflexionar, el porque de ese sentimiento tan grande e importante.Muchas veces la gente dice “te quiero” sin saber el significado que tiene esa palabra, hasta llegan a adoptarlo como una forma de finalizar sus mensajes de texto, correos, mails con un famoso “T.K.M.”, lamentablemente, se les torna una costumbre.Expresar un “Te Quiero”, es un acto de amor y cariño hacia la otra persona, es querer decirle que lo estima mucho, que es muy importante para usted, quiere decir que le hace falta, que necesita saber si esta bien o si está triste, es demostrarle una verdad, que es lo mejor que le ha pasado en su vida.Quizás para otras personas sólo sea algo trivial, con poco peso y menos significado. Pero uno tiene que tener en cuenta que decir “Te Quiero” para alguien, ya sea a un/a amigo/a o a alguien con un mayor estimo como la pareja amorosa o inclusive a Dios, puede llegar a significar mucho.Cuando te dicen que te quieren esa palabra es la que se te clava primero en el corazón y por mas dolor que te cause luego esa persona nunca olvidas las veces en que te dijo “¡TE QUIERO!” y además viste lo que sentía cuando te lo decía, así es de la única forma que te das cuenta de lo que le importas a alguien y más si ves en su cara una sonrisa mientras te lo dice.Muchas veces la gente esta esperando un te quiero con muchas ganas y se entristecen o hasta llegan a molestarse cuando la gente no se lo dan, pero es mejor esperar a que te lo digan de verdad para que te alegre ese día, a que te lo digan porque quieres y ya, siendo mentira y te duela más adelante.Pero ¿Porqué lo dije?, ¿cuál es el valor de estas dos palabras?, ¿cuán grande es su estima? El valor de las palabras es la que nosotros mismos le damos, pero hay algunas que de por si ya tienen un valor especial y que no se lo pueden cambiar.No se deben derrochar los “te quiero” a manojos, por que cuando realmente se sienta, no se encontrará otra palabra mejor para expresarlo y entonces se habrá desgastado tanto que no significará más que el valor que se le dio en ocasiones pasadas.Todos mis te quiero fueron sentidos desde lo mas profundo de mi ser, salían desde el alma, salían desde el corazón, es por eso que les aconsejo a que tengan un momento de reflexión acerca de este tema que muchas personas lo cree tonto o muy sentimental, pero que a todos nos hacen falta que de vez en cuando alguien nos diga y no solamente sea de palabras, sino que sea DEMOSTRADO por gestos y hechos.




Dios Bendiga a todos abundantemente.